Prácticas del Asombro

El comienzo de Hospital de campo procede de una sensación: la sensación, particular y a la vez compartida, de que todos estamos enfermos.

Cuando nos preguntamos por la naturaleza de las dolencias que arrastramos, y que aparecen tanto en nuestros cuerpos como en nuestras psiques, se dibuja un suelo o una suerte de rasgo en común. Lo podríamos definir como el rastro del abandono de la dimensión subjetiva de nuestra existencia corporal.

La idea de lo doliente, la idea del desdoblamiento y la relación entre el paciente y el que cura. Partimos del hecho de que en el ámbito sanitario se reproducen, constantemente, una serie de separaciones (entre el cuerpo y la mente, entre el individuo y la colectividad, entre el individuo y su entorno, entre lo visible y lo invisible), que han dado lugar a una relación extraña y extrañada con nuestros propios cuerpos.

Artes vivas | Artes escénicas | CTR

Todos los públicos

En Prácticas del asombro se explora formalmente esta ruptura, practicando con los títeres, otros elementos y objetos como mediadores en este diálogo entre el paciente y el principio activo que lo cura, generando performances para tratar nuestras dolencias.